Por esta razón, el entonces Presidente del club Ramón Leonarte y la junta directiva buscaron parcelas en venta para construir un nuevo campo para el equipo. La elaboración del proyecto para el nuevo estadio fue encargada al arquitecto y socio del club Francisco Almenar Quinzá (que años más tarde sería Presidente) y las obras de construcción fueron adjudicadas al también socio Ramón Ferrer Aguilar. En enero de 1923, decidieron comprar 10.000 m² de terreno, situados a 500 metros más al norte del Campo de Algirós, por 316.439,20 pesetas (una cantidad considerable para la época) que se financió a base de créditos.
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